Cuando compramos un vehículo tenemos los datos exactos de consumo de combustible del mismo, pero sin embargo esto es mucho más complejo en el caso de una vivienda. Si realizásemos una medición correcta de los niveles de consumo energético de nuestra casa seguramente la mayoría de nosotros nos llevaríamos una sorpresa.
Aislamiento exterior de edificios
Con el cambio climático apretando las tuercas de todos los gobiernos y países desarrollados, implantar estrategias de ahorro energético se ha convertido no solo en una prioridad sino también en una obligatoriedad. Como ya vimos a principios de año, la Unión Europea ha introducido cambios en todos los códigos técnicos de edificación de los países de la Unión a partir de 2020, dentro de la implantación de la estrategia Europa 2020, que tiene como objetivo reducir un 20% las emisiones gases de efecto invernadero, aumentar en un 20 % el uso de energías renovables para la generación de energía destinada a los hogares, y mejorar un 20% la eficiencia energética de las viviendas europeas.
Dado que Europa tiene en general un clima continental relativamente frío, esto significa que sus habitantes pasan bastantes horas dentro de edificios, por lo que es muy importante conseguir que esos edificios dispongan de una eficiencia energética óptima.
Según cálculos realizados para la Estrategia Europa 2020, el 40% de la energía que se produce y que se consume en la Unión Europea está destinada a alimentar edificios y viviendas. Este porcentaje es muy superior al que se destina para la industria y el transporte, lo que significa que mejorando la eficiencia de los edificios europeos se puede conseguir un ahorro extraordinario.
Medidas para mejorar el aislamiento de un edificio
Existen muchas medidas que se pueden llevar a cabo de forma simple y realizando trabajos relativamente fáciles que permiten mejorar la eficiencia energética de cualquier edificio. En general, estos trabajos son los siguientes:
- Aislamiento de fachadas y muros
- Instalación de aperturas con rotura de puente térmico
- Instalación de doble acristalamiento
- Orientar las aperturas de los edificios hacia el sur, para potenciar la entrada de luz y calor
Aislar muros y fachadas mediante el método de la celulosa insuflada
Uno de los métodos más innovadores para el aislamiento de muros y paredes es el método de la celulosa insuflada, un aislante térmico que todavía es poco conocido pero que ofrece un rendimiento sin igual. La celulosa utilizada para este tipo de tratamientos es ignífuga y permite aislar paredes, tejados y fachadas de forma rápida y ecológica. Además, cómo veremos a continuación el método que se utiliza reduce de forma drástica los trabajos que se deben realizar, lo que significa que no es necesario realizar grandes obras para aislar nuestra vivienda utilizando este método.
Propiedades de la celulosa como aislante
La celulosa que se utiliza para aislar fachadas y viviendas procede de papeles de periódico y cartones viejos, que se trituran y se desfibran de manera muy fina y a los que se le añade productos fungicidas, insecticidas y antipiréticos. El proceso para fabricar este tipo de celulosa es rápido y ecológico, ya que consume muy poca energía, además de ser económico al proceder de materia prima muy barata y de fácil obtención.
Cómo se procede a aislar una fachada o tejado con celulosa
Dado que la mayoría de viviendas construidas en nuestro país están levantadas utilizando ladrillo aireado (hueco por dentro) o utilizando aislamiento de capa de aire entre muros (el mínimo que exigía la normativa constructiva durante los años 70 , 80 y 90) se aprovechan estos huecos para rellenarlos con celulosa utilizando el método de soplado o insuflado (instalando un soplador que inserta las fibras de celulosa junto con aire a presión en la cavidad que se quiere rellenar. Para evitar al máximo el hecho de tener que realizar grandes obras se aprovechan los huecos de persianas o se realiza una abertura en el muro para acceder a la capa de aire que se quiere rellenar con celulosa. Se puede utilizar una boca ancha o tubos largos y flexibles para acceder a la zona a rellenar.
Inconvenientes del aislamiento con celulosa
Aunque puede parecer que el aislamiento con celulosa es un método infalible y novedoso, también hay algunos inconvenientes en el aislamiento de la celulosa. En concreto podemos destacar los siguientes.
Asentamiento de la celulosa
Mientras que el asentamiento del material es una de las ventajas del aislamiento con celulosa, esto también puede convertirse en un problema, sobre todo con las paredes y muros altos.
Con el tiempo, el peso de las capas superiores puede comprimir las partes bajas y crear zonas asentadas.
Estas bolsas de celulosa densa se convierten así en puentes térmicos que transmiten calor o frío a la casa y además las partes altas del muro se quedan de nuevo sin celulosa. Los problemas de asentamiento son mucho menos comunes en el caso de tejados o techos de áticos (al estar estos orientados horizontalmente).
Puede empeorar un problema de humedad
Cuando la celulosa absorbe la humedad en los espacios cerrados en los que se introduce, puede tardar mucho tiempo en secarse. La humedad reduce drásticamente el aislamiento del muro y puede llevar a la formación de moho si la humedad persiste a largo plazo. Además en el caso de que la humedad se acumule de forma permanente el moho puede traspasar el muro y afectar la parte interna o externa de la fachada o pared.
Lo de ecológico puede estar en entredicho
Aunque la materia prima utilizada es celulosa y esta es 100% reciclada, también se utilizan métodos de tratamiento para evitar la aparición de moho y conseguir que la celulosa tenga propiedades ingífugas. Estos tratamientos están basados en borato, un componente químico no considerado 100% ecológico. De la masa total de celulosa aproximadamente un 15% de la misma son boratos antipiréticos.